

Según el cálculo habitual de GARA, 37.345 personas pasaron por los puntos de recuento. No obstante, la cifra se incrementaría teniendo en cuenta que muchos participantes no siguieron estrictamente el itinerario fijado ya que por momentos se encontraba colapsado.
La asociación de familiares de los represaliados políticos vascos había recabado miles de apoyos y la adhesión de decenas de agentes políticos, sindicales y sociales del país. Ese respaldo se multiplicó en las calles de Bilbo (Bilbao), que acogieron una de las manifestaciones más multitudinarias celebradas en nuestro país de los últimos años.
La cabeza de la marcha -que se llevó a cabo bajo el lema «Heriotza zigorrik ez! Bizi arteko zigorrik ez! Eskubide guztien jabe, euskal presoak Euskal Herrira!»- tardó alrededor de hora y media en recorrer el trayecto entre Aita Donostia y el ayuntamiento. Otro dato que refleja la dimensión del acto es que hubo quienes tuvieron que esperar 45 minutos desde que arrancó la primera pancarta para poder incorporarse en la zona de La Casilla. Mientras tanto, la multitud avanzaba hacia el ayuntamiento para exigir el fin de la política carcelaria «vengativa y cruel» de los estados francés y español.
Los adornos navideños que engalanan el edificio consistorial dejaron de brillar cuando los allegados de los 764 prisioneros políticos vascos ocuparon las escalinatas alzando las fotografías de sus familiares. Momento en el que la bandera española colocada en el mástil oficial no obtuvo la ayuda del viento para ondear.
Ante las miles de personas que ocupaban todos los rincones, uno de los momentos más emotivos llegó cuando un representante de Etxerat envió un mensaje de solidaridad y apoyo para con el pueblo palestino. En ese momento, un exiliado palestino alzó en el escenario con una mano la bandera de su nación, mientras que con la otra realizaba el gesto de la victoria. Un gesto que recibió calurosos aplausos seguidos de continuos gritos de «Palestina aurrera!».
Contraviniendo su legislación

La primera en tomar la palabra fue Jose Campos, compañera de Bautista Barandalla, el vecino de Etxarri-Aranatz que se encuentra gravemente enfermo. Campos denunció que son trece los presos políticos gravemente enfermos que siguen encarcelados, contraviniendo así la propia legislación española y francesa o las referencias que se tienen en cuenta en cualquier conflicto político en el mundo.
Trece ciudadanos vascos que, según denunció, son la muestra de que la cárcel es una fuente continua de enfermedades y de la «crueldad» de la política penitenciaria de ambos estados.
«No vamos a admitirlo»

En ese contexto, Artola conminó al Gobierno español y a «los agentes y partidos que lo apoyan, empezando desde Euskal Herria, que digan claro que quieren la pena de muerte y que lo apoyan». «Pero que sepan que no vamos a admitirlo y que seguiremos luchando hasta repatriarlos, aunque sea una lucha de por vida», añadió.
El tercer representante de la asociación de familiares en tomar la palabra fue Polentzi Goikoetxea, quien recordó la reciente «amenaza» hecha desde Madrid en estos momentos, cuando hay más prisioneros políticos vascos que nunca.
«Quieren aniquilar a nuestros familiares, quieren que se pudran en las cárceles y quieren que nosotros, los familiares, nos topemos con la muerte en la carretera», denunció con dureza en referencia a las últimas afirmaciones del ministro español de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, defendiendo la política de dispersión como una «cuestión de Estado». No obstante, Goikoetxea reiteró «que no van a conseguir que nos desesperemos» y que, a pesar de que intenten silenciar y ocultar las reivindicaciones en pro de los derechos de los presos vascos, serán miles y miles las personas que seguirán trabajando en ello.
Por último, el representante de Etxerat emplazó a todas las personas congregadas a seguir sumando compromisos para defender esos derechos.
El acto finalizó con una canción muy conocida. El que fuera integrante del grupo Etzakit Xabier Solano, guitarra en mano, cantó en formato acústico la exigencia de la repatriación de los prisioneros políticos vascos: «Herriko seme-alabak,/ herritik urrun daudenak,/ nahi ditugu elkarrekin,/ gurekin, denak./ Zuk barrutik, nik kanpotik tira,/ herria itzaltzen ari da,/ lehen bait lehen ekarri behar dira,/ presoak Euskal Herria (...)».
Fuente: GARA
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