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sábado, 13 de diciembre de 2008

EL "ARRANO BELTZA", Símbolo de la Independencia de Euskal Herria

El Arrano Beltza ("Águila Negra" en euskera) es un antiguo símbolo de los monarcas de la dinastía Ximena, o Jimena, del Reino de Navarra que representa un águila real negra, mirando de costado, las alas plegadas y con las garras como manos abiertas. Hoy se diseña sobre fondo amarillo y es utilizado como símbolo de independencia para Euskal Herria.Según describen algunos, fue emblema del escudo y sello familiar de la dinastía Ximena, iniciada con García Ramírez, El Restaurador continuada con Sancho VI, El Sabio y Sancho VII, El Fuerte. Este emblema durante este período pasó a ser considerado como el escudo del Reino de Navarra en algunas ocasiones. hay quienes también creen que es en origen el sello del rey Sancho VII el Fuerte de Navarra (1194-1234), dónde el "Àguila Negra" aparece junto con la leyenda "este es mi signo de la efigie de la aguila" en documentos fechados en 1203 y 1219.El emblema es considerado el símbolo más antiguo de la territorialidad de Euskal Herria. Así, aparte de la Ikurriña, se utiliza al Arrano Beltza, considerados como los símbolos más genuinos de Euskal Herria. Por la misma razón, se ha venido sustituyendo en el vocabulario el término Euzkadi, un neologismo ideado por Sabino de Arana y Goiri, por el histórico Euskal Herria.Se debate si el fondo sobre el que estaba el águila real era originalmente amarillo o si ese color se debía al envejecimiento del papel sobre el que se plasmaba el sello.

La Historia del Arrano Beltza SÍMBOLO PRIMIGENIO DE LA TERRITORIALIDAD
(extraido de la publicación 7k del diario GARA. Texto: Pello Guerra.)

Ondeó orgulloso en el castillo de Maule, en Agramont, Tutera o Naxera en una época en la que el Reino de Nafarroa comprendía la Vasconia histórica. Como señal distintiva de la dinastía Jimena, el linaje de los monarcas navarros de origen vascón, el arrano beltza, se ha convertido en el símbolo primigenio de la territorialidad de Euskal Herria, en representación de la aspiración de un pueblo.
La historia del Arrano Beltza se remonta a los orígenes del viejo Reino de Nafarroa y está íntimamente ligada a sus primeros monarcas, a la dinastía vascona Jimena o Ximena, que durante cuatro siglos dirigió los destinos de uno de los feudos más importantes de la península durante la Edad Media. Según señala Patxi Zabaleta, estudioso de este símbolo, ‘el arrano beltza es el emblema de los reyes navarros desde Iñigo Arista hasta Sancho VII el Fuerte. Por lo tanto, de los ocho siglos que pervivió el reino como tal, contando los setenta años en los que fue un reino independiente en Iparralde, durante cuatro fue el símbolo de Navarra’.
A pesar de la popularidad de la que llegó a gozar, el Arrano Beltza no es el emblema más antiguo de la simbología vascona. Con anterioridad a él, uno de los más utilizados era el de la media luna con los dos extremos hacia abajo y la estrella vascona, la de ocho puntas, que está presente en el escudo de Lizarra, del Burgo de la Navarrería de Iruñea, Atarrabia e Irunberri, entre otras muchas localidades vascas. En el terreno de los símbolos también destaca, incluso hoy en día, el lauburu, un símbolo solar que significa el movimiento del firmamento y que está presente en esta tierra desde la Edad de Piedra.
Sin embargo, los monarcas navarros se decantaron por el Arrano Beltza tal vez porque ‘el águila es símbolo de poderío, de fortaleza, de libertad’, indica Zabaleta.
Aunque este emblema ha sido utilizado en otros lugares, el águila vascona posee unas características que la diferencian del resto. Por un lado está su color, atribuible al hecho de que el ‘águila autóctona es negra’, aunque otras explicaciones conocidas por el estuidoso apuntan a que el origen de esa tonalidad se debe a que ‘la tinta que se utilizaba entonces era negra y, por lo tanto, no cabía la posibilidad de aparentar colores. Para cuando los miniaturistas empezaron a emplear los colores, las cadenas ya habían sustituido al Arrano’.
Pero la principal diferencia respecto a otros símbolos similares radica en su postura, ‘de carácter no agresivo, porque no mira al frente, sino que su cabeza está girada hacia un lateral, que no siempre es el mismo. Es un ave abierta, como muerta; enseña todo lo que tiene. Extiende sus alas y también están ambiertas sus garras, como en señal de no agresión. Es un ave en exhibición’, apunta Zabaleta.
Otra de sus características consiste en que este águila está atravesada por dos bandas blancas, una a la altura de las alas y el cuello y otra en la parte inferior. El estudioso considera que esas bandas serían una especie de distintivo de autenticidad, ‘como los cercos de las monedas’.Este fue el emblema adoptado por Vasconia cuando se transformó en reino, ‘sustituyendo, además de otras cosas, a la organización que se denominó ducado de Vasconia, fórmula de alianza de la que se dotaron los vascones para hacer frente a sus enemigos del norte, a los francos. Porque el reino de Vasconia, posteriormente llamado de Pamplona o Iruñea y más adelante de Navarra, no surge contra los moros del sur, sino sobre todo contra los francos, con los que se pactaba o contra los que se sublevaban los vascos dependiendo de las circunstancias políticas, siguiendo una táctica ya utilizada con los godos’.
Por lo tanto, el Arrano Beltza es el escudo de Nafarroa ‘durante el tiempo en el que reina el linaje de los reyes de origen vascón y en el que el reino de Navarra comprende a todo lo que es la Vasconia histórica. Ese es el motivo por el que ese símbolo es tan querido entre nosotros’, indica el estudioso. El Arrano Beltza está presente en documentos oficiales a través de los sellos o sigilos, como ocurre con los fueros concedidos a localidades. Su huella negra fue estampada utilizando el anillo real, que era empleado ‘como sello muy particular y difícilmente reproducible’.
El último monarca que enarboló este emblema fue Sancho VII el Fuerte, al que sucedió en el trono su sobrino Teobaldo, de la casa de Campaña, ya que no tuvo hijos de su propio matrimonio, a pesar que engendró varios fuera de él. Para otros estudiosos, el arrano beltza sería sello exclusivo tan sólo del famoso vencedor de la batalla de las Navas de Tolosa. Entre los que defienden esta teoría, se encuentra el historiador Faustino Menéndez Pidal, quien asegura que el origen de este emblema se encuentra en la abuela del monarca: Margarita de l’Aigle, esposa del también rey navarro García Ramírez. Menéndez Pidal da por plenamente probado el hecho de que el águila fue el emblema de su linaje, que tomó el nombre del pequeño feudo que poseía en Normandía. Como evidencia, señala el sello de Rquier de l’Aigle, el hermano mayor de la reina, de gran parecido con el Arrano.
En cualquier caso, a partir de la muerte del Fuerte, otros símbolos pasaron a representar al reino, aunque los descendientes bastardos del último Jimeno siguieron empleando la enseña de su regio padre, como, por ejemplo, el conde de Montagut. Asimismo, el Arrano Beltza permaneció en la vida pública en los escudos de numerosas localidades vascas. Una de las últimas entidades que ha empleado como emblema el arrano beltza ha sido Herri Batasuna. Cuando esta formación surge como fuerza política, ‘es consciente de que la lucha reivindicativa de nuestro pueblo ha de hacerse no sólo en el campo social o de la política activa, sino que también ha de llegar al campo de la ideología y al mundo de la simbología y de todo lo referido a la expresión mítico-folclórico-simbólica de nuestra nación como entidad. Y más teniendo en cuenta que no tenemos ninguna institución, salvo quizá teóricamente Euskaltzaindia, que comprenda a toda la nación’, recuerda Patxi Zabaleta.
Por lo tanto, el Arrano Beltza ‘era un emblema que había que rescatar como el símbolo más genuino de nuestra propia reivindicación histórica, más que el propio símbolo entrañable de las cadenas, que nunca lo fue aparentemente de toda la Vasconia histórica’.
Porque ‘cuando los navarristas empiezan a sublimar su adscripción a la Historia de Navarra, se olvidan de que las tres cuartas partes de sus reyes están fuera de ese contorno geográfico con el que quieren simbolizar Navarra. No se puede sacralizar Navarra queriéndola reducir a los entornos actuales. Hacer eso es, además de simplista, contrario a la Historia. El símbolo que significa la Navarra vieja, la heredera de Vasconia, es el Arrano Beltza’.
Esta circunstancia podría convertir a ese símbolo en emblema de una futura realidad política que englobara al conjunto de Euskal Herria. Al respecto, Zabaleta señala que ‘todas las banderas son inventos, dependen exclusivamente del éxito social que tengan, como todo en el mundo de la simbología. Al final, es un consenso social, un concierto de voluntades. En cualquier caso, la bandera del Arrano Beltza hay que recuperarla dentro del contexto de la reivindicación territorial de Euskal Herria’. Otra candidata a tener en cuenta sería evidentemente la ikurriña, que ‘ha tenido éxito y hay que respetarlo. Es una creación de Luis Arana Goiri posterior a algunas utilizaciones de los colores, de los símbolos de la cruz de San Andrés, el fondo rojo, etc. Pero también hay que tener en cuenta que la bandera española se hizo así porque la bandera de los Borbones, azul y blanca, no resaltaba en el mar y pusieron dos colores que se divisaban fácilmente’.
Incluso la bandera de Nafarroa es de creación reciente, según señala el político. ‘Mucho después de que existiese la ikurriña, a principios de este siglo, la Diputación pidió a personas como Arturo Campion que le diera ideas sobre cuál debería ser la bandera de Navarra. Para confeccionarla –apunta Zabaleta-, se empleó como color de fondo el rojo en recuerdo de las banderas rojas a las que hace referencia el cronista del duque de Alba cuando los navarros sitiaron en el invierno de 1512-1513 a la Iruñea conquistada por los españoles pocos meses antes. Sobre ellas también escribió moret al comentar la pérdida de Hondarribia en 1524 por parte de los navarros. Encima de ese fondo, se colocó el escudo de las cadenas y en el centro el diamante del miramamolín, que no es tal, sino un zafiro que está en el tesoro de Roncesvalles’.
De la misma manera que esa insignia corresponde exclusivamente a Nafarroa, Zabaleta recuerda que a la ikurriña ‘le han hecho propia de la Comunidad Autónoma Vasca y hoy el estandarte del Arrano representa cosas que no significa la ikurriña. Lo mismo sucede con el nombre de Euskadi, que se lo han apropiado en la CAV. En cambio el "Eusko Gudariak" no es el himno de ningún sitio y es el himno de todos, como sucede con el Arrano’.
Ese carácter más general se aprecia en el hecho de que el arrano beltza no está presente en el escudo conjunto de Euskal Herria, integrado por las enseñas de todos los herrialdes. Esos emblemas de cada territorio han sufrido ‘muchos cambios y avatares. Salvo el de Navarra, son escudos que se han ido extendiendo de localidades al conjunto de los territorios y después símbolos de las familias que han ido predominando en unos y otros sitios. Hay escudos más viejos y otros más jóvenes y tampoco todos significan la verdad de los acontecimienos históricos, como ocurría con el tema de los cañones de Belate en el escudo de Gipuzkoa’.
Al igual que en el caso del arrano, en esos emblemas están presentes símbolos universales, ‘como el león, que es el animal por antonomasia que significa rey, porque él es el rey de los animales. Hay otras simbologías, como las barras, los cuadros, las estrellas, etc. Que tienen su significado, pero hay una simbología vascona de la estrella de ocho puntas que de alguna forma está significada en la ikurriña y en las cadenas. Todo eso es coincidente’. Ese carácter ortogonal no está presente en el mismo arrano beltza, pero ambas representaciones, águila y estrella, encierran la esencia de un pueblo que no olvida sus antiguos símbolos, principal vestigio de su glorioso pasado.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Todo generalidaes y suposiciones, ni un dato contrastable. Creo que este artículo,es toda una invención de alguien poco "docto" en la materia. Sin fiabilidad.

Anónimo dijo...

Pienso exactamente lo mismo que el anterior comentario y añadiría que sumamente tendencioso con el objetivo de crear un relato que no se sostiene de ninguna manera.

Anónimo dijo...

pues a mi me parece que si hay gente que ha estudiado con minucia simbología de tal manera, sus conclusiones son muy válidas porque estudian contexto e historia y tiene mucho valor que hayan personas interesadas en el campo de nuestra tierra, nuestro folklore y geografía. le doy valor a este artículo. agradezco el trabajo