En Euskal Herria, soplan nuevos y favorables vientos, que son portadores de un sentimiento íntimo de la mayoría del pueblo vasco, el cual está dispuesto a acompañar el necesario y dificultoso tránsito, por un camino signado por las vías civiles, políticas y democráticas, con el fin de dar una solución definitiva al conflicto político vasco, y lograr la Paz. Y esto sólo es posible, porque hay una Nación, que está convencida que quiere ejercer sus derechos civiles y políticos, y además, decidir en forma democrática su futuro.
La Paz, es el objetivo superior, para quienes formamos parte integral de esta milenaria Nación, y debemos destacar que se han dado pasos importantes en esa dirección, como el cambio de ciclo político de la izquierda, con la presentación de una nueva formación política (SORTU), que cumple sobradamente con los requerimientos de la legislación electoral del Estado español, más allá de su injusta ilegalización. Otro paso positivo, fue la declaración de un alto el fuego de ETA y su disposición a negociar un final dialogado unilateral y verificable en una mesa técnica, conjuntamente con los Estados implicados en el conflicto (Francia y España). A lo antes enunciado, hay que sumar el aporte importante de la Comisión de notables expertos en la resolución de conflictos, los cuales han reiterado en infinidad de oportunidades, su predisposición a hacer de nexo entre los implicados en el contencioso político vasco.
La lectura realizada por los gobiernos francés y español ante esta nueva situación política y los cambios que se están registrando en Euskal Herria, no ha sido la más adecuada, negándose sistemáticamente a instaurar una mesa generosa de diálogo, donde las partes, como ocurriera en Irlanda, comiencen a construir un espacio de dialogo permanente, el cual tenga la representación de todos los implicados, para avanzar en la resolución del conflicto político y en consecuencia, poner los cimientos de una Paz definitiva.
En este sentido, no son muy auspiciosas las señales que hoy se emiten desde los estados, en cuanto a dar pasos en la dirección correcta que posibiliten la resolución del conflicto político vasco, siendo sus únicas respuestas, una cerrazón a realizar cambios en la política penitenciaria, sin atender siquiera las situaciones extremas de enfermedad de los detenidos, o dando comienzo a una política de acercamiento de los presos políticos vascos a Euskal Herria. Otra respuesta provocativa, ha sido la de incrementar las persecuciones y detenciones de jóvenes vascos y continuar tutelando de la mano de la justicia, la actividad política vasca.
La falta de políticas concretas para avanzar en la resolución del conflicto por parte de los estados y del gobierno de la Comunidad Autónoma vasca, han posibilitado este estancamiento. En este sentido, podemos enmarcar el reciente fracaso de constituir un Foro en el Parlamento vasco, muy parecido al anterior Pacto de Ajuria Enea, como una manera de cubrir formas y a sabiendas, que más allá de que el actual Parlamento vasco nos es representativo de la realidad política vasca, solo se trata de cubrir las formas y continuar mareando la perdiz.
La Paz deber ser el supremo objetivo, y todos tenemos que estar por la labor. No podemos hipotecar a una nueva generación de vascos y condenarlos a vivir en un conflicto político, porque no tuvimos la generosidad y valentía de poner fin al mismo. La tarea no será fácil y debemos continuar trabajando y tejiendo los mimbres necesarios. La historia será un testigo inapelable, y no podrán acusarnos a nosotros los vascos, de no haber tendido la mano generosa, para avanzar hacia una Paz definitiva. En tal sentido, España y Francia tienen la palabra, y deberán impulsar una mesa de diálogo, que incluya a todos los implicados en el conflicto. Este es el único camino posible, y sería un error histórico desaprovechar: “Una oportunidad para la Paz”.
La Paz, es el objetivo superior, para quienes formamos parte integral de esta milenaria Nación, y debemos destacar que se han dado pasos importantes en esa dirección, como el cambio de ciclo político de la izquierda, con la presentación de una nueva formación política (SORTU), que cumple sobradamente con los requerimientos de la legislación electoral del Estado español, más allá de su injusta ilegalización. Otro paso positivo, fue la declaración de un alto el fuego de ETA y su disposición a negociar un final dialogado unilateral y verificable en una mesa técnica, conjuntamente con los Estados implicados en el conflicto (Francia y España). A lo antes enunciado, hay que sumar el aporte importante de la Comisión de notables expertos en la resolución de conflictos, los cuales han reiterado en infinidad de oportunidades, su predisposición a hacer de nexo entre los implicados en el contencioso político vasco.
La lectura realizada por los gobiernos francés y español ante esta nueva situación política y los cambios que se están registrando en Euskal Herria, no ha sido la más adecuada, negándose sistemáticamente a instaurar una mesa generosa de diálogo, donde las partes, como ocurriera en Irlanda, comiencen a construir un espacio de dialogo permanente, el cual tenga la representación de todos los implicados, para avanzar en la resolución del conflicto político y en consecuencia, poner los cimientos de una Paz definitiva.
En este sentido, no son muy auspiciosas las señales que hoy se emiten desde los estados, en cuanto a dar pasos en la dirección correcta que posibiliten la resolución del conflicto político vasco, siendo sus únicas respuestas, una cerrazón a realizar cambios en la política penitenciaria, sin atender siquiera las situaciones extremas de enfermedad de los detenidos, o dando comienzo a una política de acercamiento de los presos políticos vascos a Euskal Herria. Otra respuesta provocativa, ha sido la de incrementar las persecuciones y detenciones de jóvenes vascos y continuar tutelando de la mano de la justicia, la actividad política vasca.
La falta de políticas concretas para avanzar en la resolución del conflicto por parte de los estados y del gobierno de la Comunidad Autónoma vasca, han posibilitado este estancamiento. En este sentido, podemos enmarcar el reciente fracaso de constituir un Foro en el Parlamento vasco, muy parecido al anterior Pacto de Ajuria Enea, como una manera de cubrir formas y a sabiendas, que más allá de que el actual Parlamento vasco nos es representativo de la realidad política vasca, solo se trata de cubrir las formas y continuar mareando la perdiz.
La Paz deber ser el supremo objetivo, y todos tenemos que estar por la labor. No podemos hipotecar a una nueva generación de vascos y condenarlos a vivir en un conflicto político, porque no tuvimos la generosidad y valentía de poner fin al mismo. La tarea no será fácil y debemos continuar trabajando y tejiendo los mimbres necesarios. La historia será un testigo inapelable, y no podrán acusarnos a nosotros los vascos, de no haber tendido la mano generosa, para avanzar hacia una Paz definitiva. En tal sentido, España y Francia tienen la palabra, y deberán impulsar una mesa de diálogo, que incluya a todos los implicados en el conflicto. Este es el único camino posible, y sería un error histórico desaprovechar: “Una oportunidad para la Paz”.
Prof. César Arrondo / Universidad Nacional de La Plata
Militante de Eusko Alkartasuna / Argentina
Militante de Eusko Alkartasuna / Argentina