NO VIVIMOS EN EUSKAL HERRIA, PERO EUSKAL HERRIA VIVE EN NOSOTROS

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martes, 29 de noviembre de 2011

EUSKAL MEMORIA... Rescatando la Historia del Olvido

La Fundación Euskal Memoria comenzó su andadura en noviembre de 2009, con el objetivo de recuperar y reconstruir nuestra memoria, y con un doble compromiso de cara a ello. Por una parte, llevando a cabo una labor divulgativa, y por otra, en el plano documental, dando pasos firmes hacia un Centro de Documentación permanente.
Euskal Herria, pueblo negado y oprimido, sufre la falsificación constante de su historia. Día tras día, la ofensiva ideológica de los estados español y francés hace mella en nuestra perspectiva. Los medios de comunicación, el currículum educativo, el discurso institucional y la doctrina antiterrorista llevan décadas imponiendo una versión adulterada de lo que somos y hacemos.
Buscan deslegitimar nuestro origen, tachar de mitos absurdos las bases de nuestra identidad colectiva y, con ello, desactivar nuestro futuro. Mienten sobre el pasado, para que temamos el presente y perdamos el futuro.
Recuperar la memoria colectiva de Euskal Herria es una tarea de plena actualidad. Ligada con la construcción de la nación vasca y con las garantías históricas de un proceso democrático aún pendiente. Vale la pena el esfuerzo por conseguir ser los principales guionistas y narradores de nuestra propia historia. Entender lo que somos, de dónde provenimos y por qué persiste la opresión que nos niega, es condición indispensable para cambiar las cosas.
La memoria histórica en Euskal Herria no se inscribe en el plano de la discusión entre eruditos. Es el mecanismo más eficaz para preservar que el testigo de la verdad y de la resistencia pase a las siguientes generaciones. Palanca para el cambio político y social. Antídoto contra las mentiras oficiales. Trinchera eficaz ante la ofensiva que pretende borrar nuestra identidad y demandas de las calles y libros de texto.
Volver a repasar y repensar nuestra historia es una inversión para superar el conflicto político en Euskal Herria, y acercarnos a una solución en clave democrática. Interpretarla y contarla sin interferencias: ése es el reto que, desde el punto de vista histórico, propone Euskal Memoria. En cuanto entendamos la evidencia de que la Guerra de 1936, el franquismo, la Reforma, el centralismo francés y el constitucionalismo español son eslabones de una misma cadena, la perspectiva global sobre el conflicto, su origen, efectos y resolución se alterará. Sólo entonces empezaremos a vencer también en la redacción de nuestra propia percepción de la verdad. Nuestra verdad será igualmente visible, y ganar el futuro será un reto costoso pero posible.

OBJETIVOS DE EUSKAL MEMORIA
El proyecto Euskal Memoria quiere dar un salto adelante precisamente en el ámbito de la recuperación de nuestra historia. En este ejercicio colectivo es imprescindible tejer una red eficaz para aportar y recibir, así como para garantizar el trabajo de recopilación y divulgación de toda la información recabada. La iniciativa Euskal Memoria quiere convertir en realidad ese ejercicio colectivo, pueblo a pueblo, sector por sector, de recuperación de nuestra raíz histórica. Un esfuerzo que desplegaremos poco a poco, pero dando pasos decididos y determinantes en el camino emprendido.
Nuestros objetivos, aÚn siendo a largo plazo, queremos concretarlos paso a paso desde ahora mismo. Por un lado, vamos a estructurar el trabajo de recopilación sobre el que documentar nuestra base histórica. Dicho de otro modo, desplegar una red de información amplia, popular y participativa, que nos permita construir nuestra propia perspectiva. El fin sería crear y consolidar un centro de documentación permanente en un futuro cercano. Entre tanto, seguiremos dando pasos en esa dirección, como el trabajo de documentación para el libro “No les bastó Gernika” nos está mostrando.
Por otra parte, nos parece muy importante trasladar a la sociedad nuestro trabajo. Para ello, una de las tareas de esa red ha de ser, necesariamente, divulgativa. En tanto que nuestro Pueblo sólo ganará en conciencia de sí mismo conociendo su propia historia, y dotándose de un punto de vista propio para forzar el cambio, es preciso ahondar en el trabajo ideológico y social, desde una metodología abierta, participativa y dotada de múltiples recursos.

LOS PILARES DE EUSKAL MEMORIA
¿Cómo afrontar ese desafío? Nos proponemos dar los primeros pasos, básicos pero irreversibles, sobre diferentes pilares. En primer lugar, poniendo en marcha la Fundación Euskal Memoria. Constituída por personas que, de diferente modo, son referencia o han aportado en el trabajo de recuperación de nuestra historia, esta Fundación será un instrumento más con el que incidir en el ámbito ideológico y social de la memoria histórica. El 20 de noviembre de 2009 la Fundación se presenta públicamente, dando a conocer sus primeras iniciativas y requiriendo el respaldo de Euskal Herria en este largo camino.
El segundo paso, el de la divulgación, está ligado con el compromiso adquirido en ese sentido por la editorial AISE Liburuak. La edición y publicación de todo el caudal de información histórica al que aludimos no será un trabajo iniciado a partir de cero. Al contrario, paso a paso, se trata de una labor ininterrumpida que ha visto la luz a lo largo de muchos años. Sin embargo, con el ánimo de impulsar los objetivos de Euskal Memoria, esta editorial pondrá en marcha un nuevo registro editorial, coherente con otras iniciativas anteriores, pero interesado en profundizar sobre cuestiones concretas. Con ese fin, cada año editará un libro temático en relación con alguno de los aspectos de nuestra historia que más urgente resulta retomar con criterios propios. Además, cada año editará dos revistas con información y nuevas revelaciones en torno a cuestiones relacionadas con la memoria histórica. El primer libro de la nueva colección ha sido “No les bastó Gernika” un balance exhaustivo y lleno de testimonios y datos sobre los efectos que la represión ha tenido sobre Euskal Herria en el último medio siglo.
En este libro, que ha visto la luz en diciembre del año 2010, recopilamos los efectos de la represión a lo largo de las últimas cinco décadas. Esta síntesis no sería posible sin la red de información y complicidad extendida ya por muchos pueblos de Euskal Herria. Es la filosofía que se extenderá a próximos trabajos de divulgación, siempre orientados a hacer luz sobre algunos de los episodios más silenciados o falsificados de nuestra historia. AISE Liburuak abre esta nueva línea editorial conocedores del gran esfuerzo de divulgación que en este campo han hecho y siguen haciendo otras muchas organizaciones y personas, cuya tarea no venimos a sustituir, sino a complementar modestamente. Todos los esfuerzos son necesarios para alcanzar los objetivos señalados.

PERSONAS FUNDADORAS DE EUSKAL MEMORIA

Jesús Lezaun Sacerdote - Jorge Cortés Izal Impulsor de las ikastolas - Iñaki Egaña Escritor - Fermín Balentzia Cantautor - Graxi Etxebehere – Iñaki O’Shea Miembro de IPES - Periko Solabarria Sacerdote y sindicalista - Erramun Martikorena Cantautor - Andoni Txasko Asociación 3 de marzo - Floren Aoiz Analista politico - Jose Mari Esparza Editor - Ane Muguruza Estudiante - Lucio Urtubia Albañil y anarquista - Jose Manuel Pagoaga "Peixoto" Refugiado político - Eñaut Elorrieta Cantante de Ken Zazpi - Koldo Amezketa Parlamentario de EA - Fernando Larruquert Fotógrafo y cineasta - Itziar Aizpurua Militante abertzale.-


Mas información en Euskal Memoria

sábado, 26 de noviembre de 2011

EUSKAL HERRIA: UNA NACION EN PLENO MOVIMIENTO por el Prof. César Arrondo

Los resultados de las elecciones del 20 N, en Hegoalde, son una muestra más del cambio del ciclo político que se vive en Euskal Herria. El mismo, tuvo su inicio en la determinación de la Ilegalizada IZQUIERDA ABERTZALE, cuando se desarrollaron las asambleas locales, de las que participaron sus adherentes a lo largo o ancho del país y que dieron como resultado, que miles de sus militantes decidieran de cara al futuro, apostar por las vías políticas, pacíficas y democráticas, para de esta manera lograr resolver definitivamente el conflicto político vasco.
Ha esta determinación, hay que sumar la vocación de trabajar para hacer país de los militantes y dirigentes de EUSKO ALKARTASUNA, quienes ya en 2009, proponían “en soledad”, la creación de un “Polo Soberanista”, cuyo propósito era acumular fuerzas abertzales e iniciar un camino por las vías antes enunciadas, para dar solución definitiva al contencioso vasco. Más allá de los magros resultados electorales obtenidos en 2009, militantes y dirigentes de EA continuaron con esta línea de trabajo y con la mano extendida al resto de las fuerzas abertzales, para arribar al objetivo propuesto.
Otros pasos en la misma dirección, dio la organización armada ETA, comenzando por el anuncio de una tregua, continuando por la aceptación del cambio de ciclo político y en consecuencia, de las mismas vías pacíficas y democráticas, para poder avanzar en una solución dialogada del conflicto vasco. En tal sentido, toda esta evolución de ETA contó con el apoyo permanente de una Comisión Internacional, la que puso a disposición de las partes implicadas en el conflicto su vocación mediadora, y hasta se ofreció a gestionar la disolución y entrega definitiva de las armas de ETA.
La sociedad vasca fue tomando nota de este cambio y de la real posibilidad de vivir en paz, como así también, de poder ser partícipe de la decisión que les corresponde como ciudadanos y ciudadanas de una Nación, a ser protagonistas de la construcción de su futuro. A todo esto, los dirigentes políticos abertzales comenzaron a construir la “herramienta” que posibilite seguir avanzando en la dirección correcta y más allá de la ilegalización de SORTU, Eusko Alkartasuna, Alternativa y los abertzales independientes, tomaron el testigo, y construyeron una plataforma política de cara a las elecciones del mes de abril, a la cual denominaron BILDU. La sociedad acompañó con su voto, otorgándole un claro triunfo en la mayoría de ayuntamientos de Hegoalde, la Diputación de Gipuzkoa y el emblemático ayuntamiento de Donostia.
La profunda crisis económica trajo como consecuencia el adelantamiento de las elecciones en el Estado español para el 20 N, y en esta oportunidad se dio otro paso importante en la acumulación de las fuerzas soberanistas, con la incorporación de ARALAR. En tal sentido, una nueva ilusión se puso en marcha, a la que se denominó AMAIUR, y que contó con 333.000 adhesiones en las elecciones del 20N, en Hegoalde.
La hoja de ruta del abertzalismo soberanista es por demás clara, y se debe continuar en el sendero trazado. En tal sentido, en un gesto de seguir favoreciendo esta acumulación de fuerzas. Además, los 7 electos de AMAIUR que tendrán voz propia en Madrid, han tendido la mano generosa al Partido Nacionalista Vasco (PNV) y a GEROA BAI, con el fin de dialogar, consensuar políticas y sumar fuerzas, para defender en las Cortes de Madrid, los intereses, derechos políticos, de identidad y económicos de Euskal Herria.
El pueblo vasco está viviendo una enorme ilusión, la cual se irá plasmando con la participación y movilización permanente de sus ciudadanos y ciudadanas. En tal sentido hay que seguir tendiendo puentes hacia las otras fuerzas políticas vascas, resultando muy necesario contar con el arropamiento de todos los sectores sindicales, sociales y culturales de Euskal Herria, la Diáspora vasca y comunidad internacional, para seguir bregando, con el fin que los partidos políticos de los estados español y francés, tomen conciencia y accedan a iniciar un diálogo sin exclusiones, para ir acordando de que manera se dará solución al conflicto político vasco. Pero no se debe dejar de lado un tema por demás urgente, como es la dispersión de los presos vascos, las situación sanitaria de los mismos, como así también, la revisión de las desmedidas condenas aplicadas en muchos casos.
Eusko Herria es una Nación que hunde sus raíces en la prehistoria europea, y ha pervivido y pervivirá sólo por la persistencia y la lucha de su pueblo. Hoy se dan unas condiciones excepcionales para llegar a cristalizar los objetivos soberanistas, por los que miles y miles de vascos han luchado durante siglos. En este sentido, es nuestro deber dar testimonio en todos los ámbitos posibles de los derechos que le asisten a la Nación vasca y ser consecuentes con nuestros antepasados, muchos de los cuales, ofrecieron sus vidas por la libertad de su país. La tarea no será fácil y habrá que sortear innumerables obstáculos, pero cuando nos encontremos frente a la adversidad o el desencanto, como buenos vascos, tenemos que sobreponernos rápidamente y continuar con la labor planteada, estando siempre convencidos que: “Euskal Herria es una Nación y que tiene derecho a la autodeterminación y que nuestro país es tan pequeño, que resulta imposible que no podamos hacerle un lugar en nuestros corazones”.



Prof. César Arrondo
Universidad Nacional de La Plata/Argentina

miércoles, 9 de noviembre de 2011

«EUSKAL HERRIA ES TAMBIÉN SU PROYECCIÓN EN AQUELLOS QUE ESTAMOS FUERA» (entrevista a Mikel Ezkerro publicada por el Diario GARA el 06/11/2011)

ZORTZIKO A LA SOMBRA DEL OMBÚ

Vasco de patria argentina; argentino de patria vasca. Roble y ombú. Creció leyendo a grandes hombres y estudiando la historia de la tierra de sus mayores. Y se hizo a orillas del Río de la Plata un resistente de la cultura en los tiempos turbulentos. Porque la formación intelectual es el primer paso para la superviviencia de una comunidad. Como siembra de semilla para que no se apague la llama de un pueblo que canta y baila en las dos orillas de un océano y que deja en la tierra de acogida su huella de bonhomía. Con el sueño de tener un día la nacionalidad merecida. 

Texto:  Fermin MUNARRIZ  • Fotografías: Gorka RUBIO

Los vascos estamos unidos a la emigración y al exilio. ¿Hemos incorporado estos aspectos a nuestra idiosincrasia cultural? ¿Somos conscientes de que somos un pueblo que se desplaza?
 Sí, somos conscientes de ello. En el caso concreto de mi país, Argentina, incluso entre los fundadores de poblaciones tenemos a vascos en una proporción muy superior a la de otros pueblos que viajaron allá. La propia ciudad de Buenos Aires fue fundada por Juan de Garay, que fundó también Santa Fé, Santiago de Estero, Jujuy... Todo eso refleja una presencia vasca importante, que ha llegado a aquel país por diversas razones.

Esa presencia vasca en América ha dado pie a dos comunidades de un mismo pueblo a ambos lados del océano. ¿Existe conocimiento mutuo? 

Yo diría que no. Creo que sí se sabe de la existencia de una cantidad impresionante de vascos en América -quién no tiene un pariente o un familiar que estuvo o que está allá- y lo que hay es un sentimiento profundo, arraigadísimo, de afecto. En Argentina ninguna persona que sepa que sus raíces son vascas las oculta; al contrario, las exhibe. Es sentimiento.

¿Pero hay conocimiento? Ahí tengo mis dudas. Es decir, ¿conoce ese argentino descendiente de vascos, por ejemplo, la ubicación geográfica, la superficie, los nombres de los herrialdes... o lo que tiene es un sentimiento que cuando lo identifica con el origen de sus abuelos le hace derramar lágrimas?

En mi opinión, es un sentimiento como la cima del Aconcagua, la montaña más alta de América. Creo que es precisamente el conocimiento lo que debemos trabajar.

Se trata, por tanto, de una relación más sentimental que racional...

Coincido totalmente con ello. La enorme mayoría tiene sentimiento, pero también hay desconocimiento que se debe remediar.

Uno de los sentimientos de las comunidades alejadas de su tierra de origen y que ha emigrado por razones económicas o políticas es, precisamente, el desgarro. ¿Cómo se vive esa nostalgia en la diáspora?

Se vive a través de una idealización de la tierra. Si le preguntamos a un argentino que nos hable de Euskal Herria, casi con seguridad nos remitirá a una imagen de tarjeta postal, tal vez al estereotipo más folclórico, porque es lo que lleva en su retina o lo que oyó de sus padres o de sus abuelos. Además, los vascos, concretamente en Argentina y en Uruguay, se dedicaron fundamentalmente a actividades rurales en un país agrario o pastoril como era la Argentina del siglo XIX.

Nació usted en Argentina pero vivió la niñez en Euskal Herria hasta los 12 años. ¿Cómo llegó a ese sentimiento de pertenecer a una comunidad cultural e histórica?

Llegué a través de dos caminos. El primero, familiar, de sangre; mi madre era una bilbaina que, sin haber pertenecido a Emakume Abertzale Batza, se sentía patriota vasca. Ella me enseñaba en casa las canciones anteriores a 1936 con una advertencia: «Ni se te ocurra cantar esto fuera de casa».
Aprendí a sentir y amar lo vasco también cuando vi un día golpear a un limpiabotas en una acera de Bilbao por decir la palabra «agur» en el año 1944. Y cuando tuve la satisfacción, un 5 de enero del año 1947, de ver caer ikurriñas en el campo de San Mamés el día que jugaba el equipo argentino San Lorenzo de Almagro, en el que estaba el vasco Zubieta, que había ido con la selección de Euskadi en 1937 y volvía diez años después a su tierra y fue recibido con una ovación que se caía el estadio...
También me influyó la viviencia con un maestro que no era nacionalista sino republicano federal, y que desde el Pagasarri me enseñaba el horizonte y me decía: «Es nuestra tierra vasca».

Luego volvió a Argentina y siguió cultivando ese espíritu. ¿Qué lo alimentaba allá?

Volví a Buenos Aires, todavía niño, y conocí con mi familia el Centro Vasco Laurak Bat, que es una institución muy antigua, del siglo XIX. No era socio, era lo que allá llamaban «vasco de San Ignacio», que iba a la comida una vez al año. Una de las veces ocurrió que cayó en manos de mi madre un periódico llamado «Eusko Deya» y en él había un anuncio que hablaba de la editorial vasca Ekin. Mi madre dijo que un día iríamos y así fue. Yo tendría 14 años...

¿Qué supuso aquel encuentro con la editorial Ekin?

Supuso, sobre todo, encontrarme con dos personas: Andrés María de Irujo y Pedro Mari de Irujo. Me dijeron que me llevara unos libros y pude leer « De Gernika a Nueva York pasando por Berlín» de José Antonio Agirre, «El genio de Navarra» de Arturo Campión, «Los vascos y la república española» de Andrés de Lizarra y otros muchos títulos... Empecé a leer y me empecé a interesar. Al terminar el bachillerato, en 1954, y antes de seguir con los estudios de historia, me sumergí en los estudios vascos.
Allá comenzó mi estrecha relación con Pedro Mari Irujo, con quien, durante 30 años, me reuní todos los días del año para hablar de una sola cosa: Euskal Herria.

¿Qué supuso Ekin en la difusión de la cultura vasca?

La editorial Ekin, que fue fundada en 1941 por Isaac López Mendizabal y Andrés María de Irujo, significó, tal como lo definió Martín Ugalde, «el faro de la cultura vasca» en los terribles años de 1940 a 1950; por razones obvias, ni al sur ni al norte del Pirineo ni en el resto de Europa ocupada por el nazismo, se podía publicar nada relacionado con la cultura vasca.

¿La cultura era también una manera de resistir?

Sí, porque mucha gente de la República Argentina, muchos descendientes de vascos, recibían el conocimiento a través de los libros de Ekin o de entidades como Euskaltzaleak, pionera en la enseñanza del euskara. La labor de «Eusko Deya» hizo también que muchos vascos comprendieran qué había pasado en Euskal Herria, el porqué de la guerra y el porqué de la posición que había asumido el nacionalismo vasco, porque había una confusión muy grande de ideas, que el franquismo manejó con la complicidad de argentinos de su misma ideología.
Gracias a la generosidad de Sebastián de Amorrortu, impresor de las obras de Sabino Arana, y sus hijos fue posible Ekin porque pusieron sus talleres de impresión gratis al servicio de la cultura vasca. Todo eso da un grado de resistencia. Era fundamental tener esa base. En mi opinión, la labor fundamental que debe desarrollar la diáspora es promover la cultura vasca.

¿Cómo son los jóvenes vascos que acuden hoy a las euskal etxeas argentinas?

Son muy diferentes a los de mi tiempo. Los jóvenes de hoy tienen acceso a cosas de Euskal Herria que no teníamos entonces. En aquella época dependíamos de cartas o de algún periódico... A los de hoy internet les permite estar en contacto a través de un flujo de intercambio, que les permite tener un mejor conocimiento de la realidad.

¿Qué lleva a un joven nacido en Argentina a aprender euskara?

Todos los años se apuntan a estudiar euskara en las euskal etxeas de Argentina de 500 a 600 personas, la mayoría de origen vasco pero también otras que acuden por tener un conocimiento del idioma. Van por el hecho de saber alguna palabra que aprendieron en casa o porque es la lengua que han oído en las canciones de los cantantes modernos o del rock. Hay chicos que cantaban en euskara por fonética, no sabían qué decían, pero están convencidos de que ése es un elemento diferenciador y muy característico del pueblo vasco.

¿De qué manera se transmite el sentimiento vasco en el ex- terior?

Los hijos de los exiliados de la guerra, por ejemplo, vivieron mucho tiempo de su vida en las euskal etxeas tradicionales de Buenos Aires, de Rosario, de Bahía Blanca, de Mar del Plata... Comenzaban siendo integrantes del grupo de dantzaris txikis y seguían hasta mayores. Durante la primera generación, sobre todo, se produjo un efecto endogámico porque había muchos noviazgos y casamientos.
También se han cultivado otros símbolos que han pasado de generación en generación. Por ejemplo, en Argentina hay más de cuatrocientos retoños del Árbol de Gernika, desde uno histórico que está en el Laurak Bat de Buenos Aires, que se plantó en 1906, hasta otro que está frente a la casa de Gobierno en Plaza de Mayo, al pie de la estatua de don Juan de Garay -originario de Orduña-, fundador de Buenos Aires y de Santa Fé.

Dicen de usted que es un «formador de vascos». ¿Cuál es la clave para conservar y exten- der el sentimiento vasco en el exterior?

Es exagerado... [risas] Yo creo en la formación. Consiste en acercarse como el sembrador de la parábola evangélica que tiraba las semillas y algunas fructificaban y otras no. Es ir por las euskal etxeas, los centros vascos o por donde sea, inclusive la univesidad de Buenos Aires, a impartir cursos sobre nacionalismo vasco; no hablo de una ideología concreta, sino sobre el fenómeno del nacionalismo.
La formación es la manera de llevar el conocimiento. Así como se trabaja muy bien el euskara, creo que hay que empezar con dos materias: geografía e historia. En toda euskal etxea debe haber en un lugar preferente un gran mapa de Euskal Herria con los nombres de los territorios y pueblos porque allá hay gente de todos los herrialdes. Simplemente dar esos elementos básicos es ya un punto de partida. Luego hace falta un conocimiento no de carácter exhautivo, pero sí suficiente y básico, para conocer el país y su proceso histórico, con las virtudes y los defectos.

¿Qué huella han dejado los vascos en Argentina? ¿Tiene prestigio la comunidad vasca?

Totalmente. Pondré un ejemplo: cuando Argentina estaba cerrada a la inmigración por la II Guerra Mundial, el presidente Roberto Ortiz Lizardi promulgó dos decretos ley para permitir la entrada libre al territorio argentino de todo vasco, con la documentación que poseyera -no necesariamente el pasaporte español o francés- siempre que fuera avalado moral y materialmente por un comité que se creó llamado «pro emigración vasca», conformado por argentinos, hijos de vascos, de todas las ideologías políticas, que se unieron por encima de sus diferencias para ayudar al pueblo de sus mayores.
Los vascos fueron el único grupo étnico de los muchos que conforman Argentina que fueron objeto de una decisión gubernamental de ese tipo, que perduró de 1940 a 1946.
Se calcula que sólo en Argentina hay actualmente unos tres millones de personas con apellidos de origen vasco, que es la misma cantidad de personas que viven en Euskal Herria...
Quizás sea una cifra corta... Yo calculo que somos unos tres millones y medio. Hay que tener en cuenta lo siguiente: cuando hablamos de vascos hablamos de descendientes de Hegoalde y de Iparralde. En Argentina, como en Chile o en California, hay una presencia muy importante de descendientes de vascos del norte. De Iparralde fueron los primeros vascos que llegaron en el siglo XIX a Argentina. Los primeros de Hegoalde fueron excombatientes carlistas que se negaban a aceptar el Convenio de Bergara y que participaron en guerras civiles en Uruguay y luego en Argentina. Pero los primeros vascos que llegaron fueron pastores, sobre todo de Baja Navarra y de Zuberoa, que fueron a trabajar con la oveja, que era la principal fuente de riqueza económica de Argentina. Los grandes dueños de rebaños preferían para esas tareas a dos grupos étnicos, que a veces han estado unidos por otros avatares: vascos e irlandeses.

Precisamente es en Argentina donde se crea en el siglo XIX la primera euskal etxea...

La primera euskal etxea en América se crea en Montevideo (Uruguay) en diciembre de 1876 pero desaparece antes de que acabe el siglo. La de Buenos Aires se crea tres meses después, en marzo de 1877, y esta perdura. Sus fundadores no eran exiliados en sí, sino fueristas contrarios a la unidad cons- titucional española; la mayoría eran hombres jóvenes que ya vivían allí. Eran alaveses, vizcainos, navarros y guipuzcoanos; su nombre es Laurak Bat. Como curiosidad puede recordarse que nombran un bibliógrafo para crear una biblioteca dedicada a temas vascos. Comienzan, además, una labor de asistencia al vasco necesitado haciendo una caja de ayuda a emigrantes, montando camas... También cuando hubo dos grandes galernas en el Cantábrico o con motivo de la I la Guerra Mundial se hicieron colectas para ayudar a las viudas.

¿Cómo es la imagen de Euskal Herria que se recibe en la comunidad vasca de Argentina?

En los últimos años lo vasco era igual a ETA. Los grandes medios de comunicación trataban lo vasco exclusivamente cuando había alguna catástrofe o cuando se producía una acción de ETA. Hay que decirlo y asumirlo, ésta era la imagen que se daba. Frente a eso hubo dos actitudes: la de quienes metieron la cabeza en la tierra creyendo que con eso lo ocultaban y la de quienes sostuvimos que era una realidad -se esté de acuerdo o no- que había que explicar a la sociedad argentina. Por allá han pasado representantes de todo el espectro político vasco. Es un país plural y tratamos de hablar de la realidad de este país, pero no solo la política sino también la cultural.

¿Se sigue con interés la situación política de Euskal Herria?

Creo que los que la siguen son una minoría. Para la mayoría, las preocupaciones son de otro tipo más ligado al terreno cultural y folclórico. Salvo en el periodo en que algunos son convocados a votar desde allá, no hay un interés político muy grande.
Sin embargo, ahora se detecta una gran esperanza. Hubo un momento clave en que la gente tomó una ilusión, que fue Lizarra-Garazi. «¡Al fin!», dijeron muchos allá, porque a veces a un argentino le resulta difícil entender por qué aquí se unen en sus votos el PP y el PSOE y no los abertzales.

¿Cómo se ha recibido en la comunidad vasca de Argentina la actual alianza entre fuerzas abertzales?

En esos sectores más preocupados por la situación política es bien recibida. En Argentina hubo tentativas en su momento con la vieja idea del Frente Nacional Vasco. Tenemos que sumar y multiplicar, no restar y dividir. Para eso, primero debemos situar la idea de los derechos nacionales y las aspiraciones de nuestro pueblo por encima de las siglas.

¿La comunidad vasca en el exterior debería tener una mayor implicación en el actual proceso político?

Podrían abrirse cauces. Por ejemplo, en la Semana Nacional Vasca, en la que se reúnen unas dos mil personas descendientes de vascos en una ciudad del país, hay presencia de personas de todas las tendencias ideológicas. Y allá la gente pregunta y quiere saber qué va a pasar.
Además, para muchos de nosotros, la ilusión es que algún día podamos tener la ciudadanía vasca. Para mí sería un gran orgullo tener un día un documento que dice que soy ciudadano vasco, como otro tiene el que dice que es ciudadano francés o español.

¿Existe sentimiento independentista en la diáspora?

Sí, y se encuentra a poco que se rasque en mucha gente que aparentemente no es política, porque para el argentino es muy difícil hablar de estatutos por su propia historia. El argentino entiende el concepto de independencia. Es muy complejo explicar conceptos de estatutos, competencias, etc. en un mundo donde eres independiente o no lo eres. Eso significa rescatar aquello que es fundamental: que se nos reconozca; ni más ni menos. Queremos los mismos derechos que le asisten a cualquier otro pueblo.

¿Qué es para usted Euskal Herria?

Para mí, Euskal Herria no es solamente el territorio de los siete herrialdes; es eso y su proyección en aquellos que estamos fuera de esta tierra, que consideramos ama lurra, la madre tierra. Yo ya he viajado 39 veces y cada vez que vengo aquí es como volver al vientre materno.
Tengo nietos y el día de San Ignacio vestí al primogénito de baserritarra y lo llevé allí; y sueño -si tengo vida- con verlo algún día corretear y jugar con los otros chicos cantando «bat, bi, hiru, lau...» Y eso no me lo saca ningún político de Madrid o de París. Y si a eso alguno le llama esencialismo, lo asumo. En Argentina no queremos que eso se borre.
No olvidemos que el bardo Iparragirre también dijo «eman ta zabal zazu» para dar los frutos al mundo, no solo para Euskal Herria. También dijo que había visto lugares muy hermosos por ahí pero que el corazón dice «vuelve al País Vasco». Y nosotros volvemos, aunque ahora estemos en la patria de San Martín, de Alberdi, de Urquiza, de Esteban Echeverría, de Yrigoyen, de Ortiz Lizardi...

Fuente: GARA

martes, 8 de noviembre de 2011

GAZTE LURRA TIENDE PUENTES

Susana Cook de Etchevers (Directora de Gazte Lurra)
y Cecilia Silva Torrea (Dantzari de Gazte Lurra y miembro de Akelarre)
-foto: Akelarre Kultur Taldea-
La ciudad Concordia (República Argentina) y Salto (República Oriental del Uruguay) no solamente están unidas por el Río Uruguay, que baña  las costa de ambas urbes, sino que éste fin de semana estuvieron unidos por la cultura vasca.

Los chicos del grupo de baile “Gazte Lurra” del centro vasco Ibai’ ko Izarra de la ciudad de Concordia participaron de la primer jornada de la “Fiesta del Inmigrante” de la ciudad de Salto, mas precisamente de la noche vasca, como se denominó a la velada  en cuestión.

Al ritmo de fandangos, Arin-Arin y una interpretación del Carnaval de Lantz, sumado al Zinta Dantza ejecutado por los dantzaris del Salto’ko  Euskaldunen Taldea, demostraron al público presente la riqueza de la cultura euskalduna.


Imágenes Akelarre Kultur Taldea

LA PAZ NO FUE UN TEMA IMPORTANTE PARA LA DIASPORA VASCA por el Prof. César Arrondo *

La posibilidad de alcanzar la paz en Euskal Herria, fue una asignatura pendiente para la mayoría de los delegados que participaron en Donostia, del “V Congreso Mundial Vasco”, que se desarrolló durante los días 2, 3 y 4 de noviembre, tal cual  lo establece la Ley 8 de 1994, de la Comunidad Autónoma Vasca. En tal sentido, cada cuatro años, los representantes de la Diáspora vasca organizada, se reúnen con el fin de evaluar diversos temas y el ritmo de las relaciones entre de los vascos esparcidos por el mundo y el País vasco, como así también, para diseñar las estrategias institucionales de cara al futuro.
En esta oportunidad se introdujeron cambios en la organización, como por ejemplo, la elaboración de la declaración final en plenario, la presentación de stand de instituciones vascas de Euskal Herria y de la Diáspora, la presentación de libros sobre temas vascos, como así también, la asistencia de alumnos de las Ikastolas, para poder acceder a relatos sobre la diáspora vasca.
En cuanto al desarrollo específico del Congreso, los temas de la cultura, de financiamiento, las cuestiones administrativas, como así también,  los proyectos de la diáspora hacia los próximos años, ocuparon la mayor parte de las deliberaciones, las cuales, transcurrieron en un clima de armonía, donde los congresistas fueron acordando políticas sobre una variada temática.
El clima armónico del Congreso fue cambiando paulatinamente, cuando un pequeño grupo de congresistas representantes de países sudamericanos, propuso introducir un pequeño párrafo al final de la declaración, que manifestara que la Diáspora allí reunida, apoyaba los importantes pasos que en Euskal Herria se están dando con el fin de conseguir una Paz definitiva para el pueblo vasco.  En tal sentido, comenzaron a  aflorar débiles argumentos de parte de los delegados que se oponían ha hacer una mención hacia  la Paz, entre los que podemos destacar:

Que no tenían mandato de sus instituciones para votar o apoyar declaraciones de naturaleza política.
Que los estatutos de sus instituciones le prohíben hablar y hacer política

Realmente resultó para mí sorprendente, poder apreciar que miembros de la Diáspora vasca, que en muchos de sus discursos, expresan ser parte del octavo Herrialde, se negarán con una actitud casi ofensiva hacia quienes proponían introducir en la declaración, su apoyo a la posibilidad de que su Patria, Euskal Herria, alcance la Paz.
En tal sentido, me surgen las siguientes preguntas: ¿quien ha redactado los estatutos de sus centros vascos?  Porque no es lo mismo hablar de política partidaria que de política nacional. ¿Que creen que hacen estos delegados en sus casas vascas, sino hacer política, cuando colocan la ikurriña, festejan el Aberri Eguna o hacen mención al Zazpirak Bat? En definitiva, como católicos, que seguro serán en su mayoría estos poco comprometidos delegados de la Diáspora, ¿cuando asisten a misa y llega el momento de “darse la paz”, le dirán a quienes están a su alrededor en la iglesia, que los estatutos le prohíben pronunciarse por la Paz?
La Diáspora se ha reunido en un  momento por demás ilusionante para la mayoría de la sociedad vasca. En tal sentido, que  una mayoría de delegados, muchos de ellos, provenientes de lugares caracterizados del exilio político vasco, se nieguen a firmar una declaración a favor de la Paz de su amada tierra, Euskal Herria, nos muestra el poco compromiso que tienen con el país vasco. Estos hechos son motivo suficiente para reflexionar sobre el rol de la Diáspora vasca, o al menos de estos delegados que hoy la representan, los que han demostrado su falta de afecto con el país de sus antepasados, con argumentos que se desvanecen fácilmente, evidenciando además, pavor por la palabra política, como si las causas del exilio vasco no fueran políticas, a no ser que piensen que la prohibición de los fueros vascos, el fusilamiento de gudaris, la prohibición del euskera y la  ikurriña y la negación de la cultura vasca, no sean acciones políticas, y sean solo medidas administrativas. Igualmente más allá del desaire que estos delegados le hacen hoy a Euskal Herria, estoy convencido que la Diáspora desea que el pueblo vasco viva en Paz y pueda ejercer su derecho a decidir.


*Docente de la Universidad Nacional de La Plata (Argentina)